Revista Enfermería Neonatal N° 28 - Diciembre 2018

Editorial

Estimados colegas:

Transitado este año de trabajo, estamos presentando el último número de 2018. Esperamos que la revista haya sido una herramienta útil de actualización y consulta para el trabajo diario en el servicio de neonatología.

Los invitamos a reflexionar sobre nuevos paradigmas que se presentan sobre la programación fetal, su relación con la salud y la enfermedad en el transcurso de la vida y la valiosa posibilidad de prevención desde el cuidado neonatal.

En estos últimos años, la incorporación del concepto de epigenética ha instalado un nuevo paradigma que supera la instancia tradicional de genética y ambiente, hacia modelos del desarrollo humano más holísticos.

El 20 % de la salud adulta puede relacionarse con los genes heredados y el 80 % restante del riesgo de enfermedad futura, dependerá de la influencia del medio ambiente, la nutrición y las condiciones de vida. ¿Qué impacto puede tener esta información en la etapa perinatal, que es cuando, como profesionales, tenemos oportunidad de intervenir?

Los factores genéticos y los ambientales se vinculan de manera dinámica a lo largo de la vida. Es fundamental conocer cómo se establece esta relación en diferentes contextos. Esto permitirá comprender mejor los problemas de salud potenciales de los recién nacidos (RN) y cómo se pueden prevenir enfermedades que se expresarán tardíamente, en distintas etapas del desarrollo humano.

Barker afirmó en 1986, “somos en la vida postnatal, lo que fuimos en la vida intrauterina”. El campo disciplinario que explora cómo los factores ambientales actúan durante la fase de plasticidad del desarrollo, interactúan con la variación genética y cambian la capacidad del organismo de hacer frente a su entorno en la vida posterior, se ha llamado DOHAD (del inglés Developmental Origins of Health and Disease). Puede traducirse como el origen de la salud y de la enfermedad en el curso de la vida.

Cuando ingresa un RN prematuro o enfermo a la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), éste trae consigo una “programación fetal” o historia de factores epigenéticos determinada, que no podemos modificar. Sin embargo, la atención que brindemos, va a incidir en que este individuo exprese o no, enfermedad en distintas etapas de la vida.

Existe una graduación en el efecto de una determinada noxa, de acuerdo con la etapa de la gestación en que se haya producido. Ciertos estímulos negativos, por ejemplo, en la etapa de preimplantación, tendrán efecto en los vasos sanguíneos que se están generando (angiogénesis), y favorecerían en un futuro, la aparición de hipertensión en este individuo. Pero, el hecho de que la enfermedad se exprese o no, dependerá de muchos otros factores: ambientales, suficiencia placentaria, tipo de nacimiento, nutricionales maternos y del RN, eventos de hipoxia, aspectos vinculares, la respuesta al estrés. Todas estas instancias, pueden prevenirse con intervenciones oportunas.

El tipo de nacimiento es uno de los factores que tendrá que ver con el desarrollo de un determinado microbioma intestinal e inmunidad. Según un informe de la Organización Panamericana de la Salud, los nacimientos por cesárea han aumentado notablemente en la región. En Argentina, la tasa de cesáreas a nivel hospitalario es del 31,9 % y se eleva al 64,2 % en el ámbito privado y de obras sociales.

¿Cuál es el efecto que esta epidemia de cesáreas, tiene sobre el desarrollo del microbioma y la salud neonatal? Hasta hace poco, se creía que el tracto gastrointestinal fetal era estéril, y se colonizaba en el nacimiento a través del contacto con la flora microbiana del canal vaginal. La colonización del feto puede comenzar mucho antes del nacimiento. Se ha documentado la presencia de bacterias diversas en líquido amniótico, placenta y meconio. Hay diferencias en el microbioma de los neonatos que nacen por parto vaginal versus los nacidos por cesárea, sobre todo en cesáreas electivas, los cuales tendrán una diversidad disminuida de especies bacterianas saprófitas y una prevalencia de bacterias potencialmente patógenas en su intestino.

La mayoría de los RN internados en las UCIN, nacen por cesáreas de urgencia o electivas, están expuestos a la administración de antibióticos y corticoides durante la gestación y luego durante la internación, lo que afecta el desarrollo de su microbioma y su inmunidad. El inicio temprano de la alimentación trófica con leche humana y la eventual topicación de mucosas y orofaringe con calostro, son prácticas que podrán neutralizar en parte los efectos antes mencionados.

Si pensamos en los desafíos ambientales a los que se ve expuesto un recién nacido prematuro, y podemos relacionarlos con la historia prenatal, veremos que un cuidado de enfermería individualizado, va a prevenir que el cerebro sea dañado por la estimulación intensa y dolorosa. Brindar cuidados para el neurodesarrollo centrados en la familia, facilitará al RN prematuro, recursos de afrontamiento al estrés y le estará brindando, no sólo un bienestar a corto plazo, sino una mejor vida en el futuro, evitando así, la expresión de enfermedad en la adultez.

El refuerzo de los vínculos primarios con la madre y la familia, la contención durante los procedimientos, la alimentación con leche humana, y luego el mantenimiento de la lactancia, no tendrían sólo un impacto generacional sino transgeneracional. Desde esta perspectiva, para el ser humano que se desarrolla en condiciones adversas, el fortalecimiento de vínculos saludables, el cuidado neonatal de calidad, puede constituirse en una forma de superar las desventajas de la baja edad gestacional o la enfermedad, más allá de determinantes genéticos, en el ambiente de una terapia intensiva neonatal.

Deseamos que concluyan este año con logros profesionales y personales, predispuestos a nuevos desafíos.

Será entonces hasta el año próximo.

Un saludo afectuoso.

 

 

Lic. María Cristina Malerba
Miembro del Comité Ejecutivo