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Semana del Prematuro 2019

Lic. María Cristina Malerba*

En noviembre, celebramos la semana del prematuro, una oportunidad que cada año permite visibilizar en la sociedad, la problemática de los nacimientos antes de término y difundir entre los profesionales, nuevas herramientas para mejorar la atención de los recién nacidos pretérmino.
Desde la revista, hemos querido invitar a un antiguo paciente, para que cuente sus vivencias como prematuro…

Michael Josch, nació hace 23 años con 25 semanas de edad gestacional y 770 gramos de peso de nacimiento. Fue un pequeño paciente.
Hace un año escribió un libro, 770 gramos y, esta vez, relata qué lo llevó a escribirlo. “¿Se deja alguna vez de ser un prematuro? ¿En qué lugar de la memoria se almacenan esos hechos? ¿Qué queda en el adulto de aquel frágil bebé…?”.
¡Gracias Michael, por mostrar que el cuida-do que brindamos, da buenos resultados!


Lic. Michael Josch**

El día en que volví a Neonatología todavía trabajaba en una agencia de publicidad en la parte creativa. Recuerdo que teníamos una idea que requería de tecnología, pero fundamentalmente, de la medicina. Necesitábamos saber si era viable, útil y que pudiera ayudar a la gente.
Me puse en contacto con los médicos que me atendieron, que todavía siguen en el mismo Sanatorio de la Trinidad. Mis jefes me dieron la tarde libre y fui. Llegué con una libreta de preguntas dispuesto a saber la utilidad de la idea, pero me fui con la boca abierta y con más preguntas.

Mi madre me llevó a Neonatología hasta los cinco años para hacer los controles necesarios. Yo, conscientemente y por elección, nunca había vuelto. Entonces, era como mi primera vez.
Respiraba el olor, miraba movimientos, enfermeras, máquinas. Contemplaba el silencio que decía mucho. Sacaba imágenes mentales. Lo retuve en mi memoria. Charlé con la médica, pero antes de hacerle las preguntas, ella se adelantó y me hizo una a mí: “¿Querés pasar un rato a la sala?”. Le moví la cabeza, casi por inercia y lo cierto es que cuando me percaté, ya me estaba lavando las manos y codos para entrar.

Mike Tyson dijo una vez: “Todos tienen un plan hasta que reciben un puñetazo en la boca”. Yo sentía que había recibido un puñetazo de Mike. Era un puñetazo lindo, de afecto, de que algo hay que hacer con todo eso que estaba viviendo.

Charlé con padres, les conté mi historia, hablé con enfermeras. Miré a los bebés en su mundo. La piel se me erizaba cada vez más. Me fui del sanatorio con más preguntas que las que había entrado. La idea creativa de la agencia resultó que no era tan útil, pero yo había encontrado algo que sí lo era. Esa tarde me senté a escribir, actividad que realizo desde mi adolescencia. Empecé a ser mi propio detective. Hablé con mis padres, les consultaba cómo fue todo el proceso.

¿Por qué nací prematuro? ¿Cómo eran esos días? ¿Me operaron del ductus a los veinte días de vida? ¿Qué sentían? Esas preguntas me llevaron a más preguntas. Me encontré escribiendo mis días en la incubadora desde el punto de vista del bebé; en definitiva, el gran protagonista.

En marzo del 2018, se publicó mi primera novela: 770 gramos.

Como la literatura te permite ser varias voces en simultáneo, están las visiones del bebé, de los médicos, de las enfermeras, de la familia y allegados. Todo un micromundo dentro del mundo. Todo un vocabulario nuevo. La novela es una batalla contra la muerte. Me llegaron mensajes de muchas partes del mundo. Lectores con sus historias similares –y no tanto– contándome lo alentador que fue para ellos. Y entendí que ese día que volví estaba en lo cierto: necesitaba una idea viable, útil y que pudiera ayudar a la gente. Ahora el libro pertenece a los lectores.

* Licenciada en Enfermería. Servicio de Neonatología y Pediatría del Sanatorio de la Trinidad Palermo.
** Licenciado en Comunicación.

Correspondencia: joschmichael0@gmail.com

Recibido: 28 de septiembre de 2019.
Aceptado: 30 de octubre de 2019.