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La investigación en el marco de la práctica profesional cotidiana: ¿por qué y para qué?

Dra. María Elina Serra* y Esp. Rose Mari Soria**

 

 


Cómo citar:

Malerba C. Uso de calostro como terapia inmunológica en recién nacidos prematuros. Primera parte. Rev Enferm Neonatal. Diciembre 2017;25:3-10.


 

Como profesional de la salud, se debe hacer honor al compromiso de ofrecer el mejor cuidado y atención posible a cada uno de nuestros pacientes. Ello implica, necesariamente, discernir cuál es, en cada caso, ese “mejor cuidado”. Allí es donde aparece la investigación como un aspecto esencial de nuestra tarea cotidiana y por tanto, de nuestra formación.1

La investigación tiene impacto no solamente a nivel de cada paciente individual, sino que los datos que se obtienen son valiosos para mejorar los servicios de salud en general y para poder elaborar políticas de salud pública. Prueba de ello son, solo por mencionar algunos ejemplos, las diferentes vacunas de las que se dispone actualmente o el surfactante.

Lamentablemente, la investigación en niños (y por tanto para los niños) no ha sido suficientemente desarrollada. La consideración del niño como sujeto vulnerable ha contribuido en parte a ello. Sin embargo, esta consideración incrementa la situación de vulnerabilidad en tanto muchos de los cuidados que se implementan no han sido probados como seguros y efectivos.2,3

La metodología de la investigación es básicamente una sistemática que permite dar respuesta válida a una pregunta.1 Esta pregunta simboliza las incertidumbres que continuamente se nos presentan en nuestra práctica profesional. Actualmente, a diferencia de en tiempos pasados en los que se seguía una enseñanza o una directiva de otro profesional, el quehacer profesional implica un juicio crítico que permita implementar en cada situación la mejor alternativa posible de cuidado.

Aprender sobre metodología de la investigación es hoy imprescindible para cualquier profesional de la salud. No solamente el desarrollo de un estudio de investigación, desde la generación de su pregunta hasta la difusión de sus resultados, requiere de conocimientos. También la interpretación y el análisis crítico de los artículos sobre investigación necesitan de un lector específicamente formado en el tema. El saber sobre metodología de la investigación permite diseñar un estudio que brinde, de un modo ético, respuestas confiables y útiles. También nos permite reconocer si esa respuesta es aplicable a nuestra población.4

La pregunta de investigación es, sin duda, el primer paso en el camino metodológico para resolver un problema. La pregunta surge de un problema concreto o, con mayor frecuencia, de un árbol de problemas multidimensional vinculado a un aspecto del cuidado o del ejercicio profesional. Sin pregunta no hay investigación. Es fundamental internalizar este concepto porque la pregunta es la que conduce todo el proceso de investigación, de manera que se llega a ella a través de una cuidadosa selección de un problema y desde ella se define el “cómo seguir”.5 Esto es, a dónde iremos a buscar su respuesta y, si esa respuesta no existiera, cómo desarrollar una investigación para responderla. Con esta sección de la revista, se pretende acercar a la metodología de la investigación como una herramienta útil y amigable que es versátil ante las cuestiones de la realidad del cuidado, y alejarla del concepto tradicional de una disciplina rígida y descontextualizada de la realidad.

A los efectos de poder encontrar la respuesta o el camino, clasificaremos en cinco grupos a la diversidad de preguntas que podemos hacernos sobre:

Diagnóstico

Pronóstico

Prevención

Gestión

Experiencias o percepciones1

La pregunta, para constituirse en un verdadero punto de partida que nos conduzca a una respuesta certera, debe construirse contemplando un conjunto de componentes básicos que nos den el recorte de la realidad sobre la que queremos saber: la población (P), la intervención (I), la comparación (C), el resultado(O) y el tiempo (T).

A este modelo para enunciar una pregunta en investigación se le denomina PICOT y representa formalmente una estructura, que si bien es utilizada efectivamente por quienes investigan, cumple más bien una función de herramienta didáctica para quienes enseñan y para quienes se inician en el aprendizaje de construir preguntas.6 Con esta aclaración, a continuación describiremos brevemente y ejemplificaremos cada uno de estos componentes.

La población en el caso de nuestra especialidad en general son los recién nacidos, las embarazadas o las familias; cuanto más preciso es el detalle de la población más específica es la pregunta. La intervención es el cuidado que se implementa, el tratamiento que se aplica, la gestión que se pone en marcha o la capacitación que se imparte. La comparación existe cuando queremos saber si algo que hacemos es mejor, peor o igual a lo que podríamos hacer. El resultado (o outcome) es aquello que esperamos que suceda luego de implementar algo. El tiempo es una variable que muchas veces puede no aparecer en la pregunta pero que es de utilidad para delimitar el momento de lo que queremos saber.

Por último, una pregunta de investigación debe reunir una serie de requisitos para que justifique el esfuerzo de responderla y además cumpla con los principios éticos que rigen toda investigación en sujetos humanos. Esto es: ser novedosa, relevante para la temática, precisa y factible de responderse.4

Cabe señalar que ante la diversidad de preguntas que surgen del abordaje integral y holístico que utilizamos para el pensamiento y la práctica de cuidado a nuestros pacientes, no hay una manera única de responderlas. Esta cuestión es determinante del camino metodológico a tomar al momento de iniciar una investigación y este es el tema que compartiremos con ustedes en el próximo número de esta publicación.

* Doctora en Medicina. Pediatra. Investigadora de FUNDASAMIN-Fundación para la Salud Materno Infantil. Docente de la asignatura Inves-tigación en la Carrera de Especialización en Enfermería Neonatal. Universidad Austral.
Correspondencia: meserra@fundasamin.org.ar

** Licenciada en Enfermería. Especialista en Enfermería Neonatal. Coordinadora de Enfermería de FUNDASAMIN- Fundación para la Salud Materno Infantil. Docente de la asignatura Investigación en la Carrera de Especialización en Enfermería Neonatal. Universidad Austral.
Correspondencia: rmsoria@fundasamin.org

 

Bibliografía

1. Coello PA, Rodríguez Ezquerro O, Fargues García I, y col. Enfermería basada en la evidencia. Hacia la excelencia en los cuidados. Ediciones DAE. Grupo Paradigma. 2004.

2. Martínez-Castaldi C, Silverstein M, Bauchner H. Child versus Adult Research: The Gap in High-Quality Study Design. Pediatrics 2008;122(1):52-7.

3. Korenman S G. Research in Children: Assessing Risks and Benefits. Pediatric Res. 2004 Aug;56(2):165-166.

4. Silverman WA. Where´s the evidence? Debates in Modern Medicine. Oxford University Press 1998. Pág.10-11.

5. Fineout-Overholt E, Johnston L. Teaching EBP: asking searchable, answerable clinical questions. Evid Based Nurs 2005;2(3):157-60.

6. Unit Five: Asking an Answerable Question-Cochrane Public Health. Consultado: 25 de enero de 2017. Disponible en: https://ph.cochrane.org/sites/ph.cochrane.org/files/public/uploads/Unit_Five.pdf