Revista Enfermería Neonatal N° 27 - Agosto 2018

Editorial

Estimados colegas:

La enfermería es una profesión con cuerpo de conocimientos propios. Durante toda mi carrera profesional de más de 30 años he escuchado diariamente en instituciones sanitarias, en las universidades y en el ámbito donde desarrollan su
actividad profesional, el reclamo de enfermeros y enfermeras de no ser escuchados, valorados, reconocidos, donde el rol hegemónico del médico era el que preponderaba. No hemos cambiado el discurso a través de las distintas generaciones de enfermeras. Sea baby boomer, de la generación X, Y o Z.

Siempre he pensado, y aún hoy lo pienso, que en el ejercicio del rol profesional nos falta autonomía. ¿Qué entiendo por autonomía? Autonomía proviene del vocablo latín auto que significa “uno mismo” y nomos quiere decir “norma”. Es decir, que la autonomía es la capacidad que tiene una persona o conjunto profesional de establecer sus propias normas y regirse por ellas a la hora de tomar decisiones. La autonomía es un indicador de la profesionalización de una disciplina y es una variable que afecta la percepción de la enfermera en relación con su satisfacción en el trabajo, los ambientes positivos de su práctica profesional y la calidad del cuidado de enfermería.

Siempre he pensado, y aún hoy lo pienso, que en el ejercicio del rol profesional nos falta autonomía. ¿Qué entiendo por autonomía? Autonomía proviene del vocablo latín auto que significa “uno mismo” y nomos quiere decir “norma”. Es decir, que la autonomía es la capacidad que tiene una persona o conjunto profesional de establecer sus propias normas y regirse por ellas a la hora de tomar decisiones. La autonomía es un indicador de la profesionalización de una disciplina y es una variable que afecta la percepción de la enfermera en relación con su satisfacción en el trabajo, los ambientes positivos de su práctica profesional y la calidad del cuidado de enfermería. 

Encuentro que hay varios espacios donde las enfermeras neonatales podemos desarrollar la autonomía, y donde el impacto es grande para el recién nacido y la familia. 

La promoción de la lactancia materna en los primeros 15 días en la unidad de cuidado intensivo neonatal (UCIN) y en los recién nacidos sanos es determinante para disminuirla morbilidad asociada, aumentar la satisfacción del rol materno e impactar positivamente en la comunidad. Datos preliminares de la Encuesta Nacional de Lactancia Materna del año 2017, encuentra que solo el 50 % de los RN a los 6 meses presentan lactancia materna exclusiva. Datos obtenidos en el cierre de campaña del Programa de Infecciones Respiratorias del RN de Riesgo del año 2016, evidencian que el 20 % de los recién nacidos menores de 1500 g y menores de 32 semanas, en esta población de riesgo, nunca recibieron leche materna. Es conocido que los recién nacidos pretérmino que reciben más del 50 % del aporte oral de leche humana en los primeros 15 días, tienen un factor protector para enterocolitis necrotizante, y crecimiento y desarrollo cerebral mayor que los neonatos alimentados con fórmula. ¿No encuentran aquí una posibilidad de desarrollo de la autonomía profesional? 

El cuidado del neurodesarrollo centrado en la familia, es otra oportunidad de desarrollo de esta característica. Involucrar a la familia en el cuidado es clave para el logro de los efectos positivos a largo plazo en el desarrollo de los recién nacidos. La interrupción y la falta de estímulo para iniciar el vínculo, tienen efectos físicos, cognitivos y psicosociales demostrados científicamente. Todavía se evidencian servicios de neonatología con horarios de visitas de padres acotados a pocas horas al día. Ser profesionales facilitadores del ingreso nos posiciona en el rol autónomo.

Identificar patrones de desorganización y signos de estrés y dolor a través de la conducta, en un paciente que no tiene posibilidades de hacerlo verbalmente, son también cuidados autónomos que impactan en la ganancia de peso, la succión futura y la deambulación en el primer año de vida. Un cuidado sin costo, y autónomo.

Dejemos el discurso arcaico de queja y reclamo, y busquemos el desarrollo del rol autónomo. No son necesarias grandes inversiones económicas ni de tiempo. Requiere de un cambio de actitud, de compartimientos muy arraigados en las rutinas diarias, en las prácticas de todos los días. Sin autonomía, no hay desarrollo que jerarquice la enfermería neonatal.

Los saludo afectuosamente.

Lic. Esp. Guillermina Chattas
Editora Responsable de la Revista Enfermería Neonatal