Revista Enfermería Neonatal N° 38 - Abril 2022

COMENTARIO DE ARTÍCULO: Morbilidad y mortalidad materna y neonatal entre mujeres embarazadas con y sin infección por COVID-19: estudio de cohorte multinacional INTERCOVID

Maternal and Neonatal Morbidity and Mortality Among Pregnant Women with and without COVID-19 Infection: The INTERCOVID Multinational Cohort Study
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Villar J, Ariff S, Gunier RB, Thiruvengadam R, el al.
JAMA Pediatr. 2021 Aug 1;175(8):817-826.

Comentario: Esp. María del Carmen Fontal*

RESUMEN DEL ESTUDIO

OBJETIVO

Evaluar la asociación entre COVID-19 en el embarazo y resultados maternos y neonatales, en comparación con embarazadas no infectadas.


Cómo citar:

Fontal, M. Morbilidad y mortalidad materna y neonatal entre mujeres embarazadas con y sin infección por COVID-19: estudio de cohorte multinacional INTERCOVID. Rev Enferm Neonatal. Abril 2022;38:47-51.


POBLACIÓN Y MÉTODO

El Consorcio INTERGROWTH-21st, presenta este estudio de cohorte, prospectivo, longitudinal y observacional (INTERCOVID) dirigido por la Universidad de Oxford, que se llevó a cabo de marzo a octubre de 2020. Participaron 43 hospitales de 18 países, para evaluar la asociación entre COVID-19 y los resultados maternos y neonatales en mujeres embarazadas con diagnóstico de COVID-19 determinado por confirmación de laboratorio y hallazgos pulmonares radiológicos, o 2 o más síntomas predefinidos de COVID-19, en comparación con mujeres embarazadas inscriptas concomitantemente sin diagnóstico de COVID-19. Se buscó representar una muestra imparcial de la población general de embarazadas no infectadas, a razón de dos mujeres sin diagnóstico por una mujer con diagnóstico de COVID-19. Se realizó confirmación de una muestra aleatoria quincenal del 10 %, en que las 2 mujeres sin diagnóstico fueron elegidas adecuadamente. Las mujeres y los recién nacidos fueron seguidos hasta el alta hospitalaria.

Los autores incluyeron en el estudio a 706 mujeres mayores de 18 años en cualquier etapa del embarazo durante ocho meses, con diagnóstico de COVID-19, denominándolo grupo de riesgo (GR), de las cuales 656 (92,9 %) tenían confirmación de laboratorio/radiológica y 50 (7,1 %) tenían más de 2 síntomas sin confirmación de laboratorio. Se enrolaron 1424 mujeres sin diagnóstico de COVID-19, como grupo control (GC).

Los grupos de mujeres con y sin diagnóstico tenían características demográficas similares. Se incluyeron embarazos únicos, múltiples, vivos, mortinatos y con anomalías congénitas.

Entre las características de la población reclutada se describe que el GR, presentaba mayor sobrepeso al principio del embarazo (323 mujeres, el 48,6 %), además de otras morbilidades como hipertensión. También presentaron mayor uso de drogas (salvo tabaco), antecedentes de aborto, parto prematuro previo, mortinatos y muerte neonatal.

Los países participantes en el estudio muestran la diversidad de la población estudiada: Argentina, Brasil, Egipto, Francia, Ghana, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Nigeria, Macedonia del Norte, Pakistán, Rusia, España, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.

RESULTADOS PRINCIPALES
Factores maternos

Durante el embarazo, las mujeres del GR tuvieron tasas más altas de hipertensión inducida por el embarazo, preeclampsia/eclampsia, síndrome HELLP (hemólisis, aumento de enzimas hepáticas y trombocitopenia), complicaciones como sangrado vaginal y trabajo de parto prematuro. Las infecciones que requirieron tratamiento con antibióticos y las complicaciones se asociaron con un mayor riesgo de ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), de alta dependencia y complejidad. Las mujeres del GR que ingresaron en UCI permanecieron 3,73 días más que las mujeres del GC.

Once mujeres (1,6 %) del GR, fallecieron (razón de mortalidad materna, 159/10 000 nacimientos). De estas, 4 tenían preeclampsia grave (1 sobreañadida a hipertensión crónica y 1 asociada a miocardiopatía); 3 de estas 4 mujeres tuvieron insuficiencia respiratoria que requirió ventilación mecánica y la cuarta mujer murió de una embolia pulmonar. Cinco mujeres empeoraron su insuficiencia respiratoria antes del parto, 2 de las cuales se sometieron a cesárea y, a pesar de la asistencia respiratoria intensiva, fallecieron. Las 2 mujeres restantes desarrollaron fiebre, tos y dificultad respiratoria dentro de los 7 días posteriores a un parto sin incidentes y murieron poco después, a pesar de la atención en la UCI. En el GC, hubo 1 muerte por neoplasia maligna hepática preexistente y cirrosis. Las mujeres con diagnóstico de COVID-19 tuvieron 22 veces más probabilidades de morir.

Las mujeres del GR tuvieron una tasa más baja de inicio espontáneo del trabajo de parto, y una tasa más alta de parto por cesárea, mayor riesgo para parto prematuro y sufrimiento fetal. Los partos prematuros se produjeron en el 83 % de los casos por una indicación médica de interrupción del embarazo. El mayor riesgo en este grupo, fue la preeclampsia/eclampsia/HELLP, feto pequeño para la edad gestacional y sufrimiento fetal. Las proporciones de parto prematuro espontáneo fueron similares. La frecuencia de recién nacidos con bajo peso al nacer fue mayor. Las tasas de ruptura prematura de membranas fueron similares en ambos grupos.

La fiebre y la dificultad respiratoria se asociaron a mayor riesgo de complicaciones maternas graves y de complicaciones neonatales. Las mujeres asintomáticas con diagnóstico de COVID-19 seguían teniendo un riesgo mayor, especialmente cuando presentaban morbilidad previa asociada. La dificultad respiratoria, dolor en el pecho y tos con fiebre se asoció con un aumento sustancial en el riesgo de afecciones maternas y neonatales graves y parto prematuro. Sin embargo, parece que se necesita una exposición más prolongada a los síntomas para ver un aumento asociado en el riesgo de preeclampsia, por ejemplo, de 5 a 10 días de síntomas respiratorios.

Los partos de las mujeres del GR ocurrieron antes que los del GC, con la mayor diferencia en menores de 37 semanas de gestación.
Para los resultados maternos, aquellas mujeres con diagnóstico de COVID-19 con morbilidades previas al embarazo tuvieron el mayor riesgo en el embarazo, lo que sugiere que las morbilidades previas modifican el efecto de la exposición a COVID-19, especialmente para la preeclampsia/eclampsia.

Factores neonatales

A un total de 416 recién nacidos de mujeres del GR, se les realizó la prueba de SARS-CoV-2 (57,1 %) del total de madres del GR y sus recién nacidos; 220 (51,5 %) fueron testeados en las primeras 24 horas después del nacimiento y 369 (84,8 %) dentro de las primeras 48 horas. De estos, 54 (12,9 %) dieron positivo. Entre las mujeres con prueba positiva con recién nacidos con prueba positiva, el índice de parto por cesárea fue del 72,2 % (n = 39) y entre las mujeres con prueba positiva con recién nacidos con prueba negativa, fue del 47,9 % (n = 173). El índice de cesárea en el GC fue del 39,4 % (n = 568).

Explorando los factores asociados con la positividad neonatal que incluyeron la edad gestacional al momento del parto, el parto por cesárea, la estadía en la UCIN de 7 días o más y la lactancia materna exclusiva al alta, sólo el parto por cesárea se asoció de forma independiente con el riesgo de una prueba positiva del recién nacido. No hubo asociación entre la lactancia materna exclusiva y la positividad de la prueba neonatal.

Los investigadores informan un riesgo de complicaciones neonatales graves en los neonatos (con prueba positiva o negativa) hijos de embarazadas con diagnóstico de COVID-19 sustancialmente mayores tomando como referencia los resultados neonatales de los recién nacidos de madres sin diagnóstico de COVID-19 (Tabla 1).

 

Comentario de artículo

Al comienzo de la pandemia, se estudiaron diversos tratamientos de la enfermedad sobre todo en adultos, ya que hasta el momento se creía que las gestantes, los recién nacidos y la población pediátrica, sólo presentaban casos leves. En el primer semestre del 2020, frente al desconocimiento del comportamiento del virus en el desarrollo fetal, gestación y recién nacido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las sociedades pediátricas de la mayoría de los países, determinaron prohibir el ingreso de acompañantes en los partos de mujeres sanas, normatizar el alojamiento separado de las mujeres positivas de sus recién nacidos y la limitación de la lactancia directa.

A medida que se publicaron nuevos estudios, pudieron revisarse estas recomendaciones y se consideraron perjudiciales e innecesarias.1 A pesar de nuevas recomendaciones de no separar al binomio, de acompañamiento en sala de partos y de acceso de los padres sanos a las Unidades Neonatales, persisten estas limitaciones no sólo innecesarias, sino también adversas en muchos servicios.

El virus tuvo aparentes descensos, para volver a expresarse con nuevas cepas, y en uno de estos nuevos brotes, con más conocimientos de parte de la comunidad científica, se incrementaron mundialmente las complicaciones graves en embarazadas, la necesidad de ingreso a cuidados intensivos, y mayor mortalidad materna y neonatal por COVID 19, en etapa prevacunación. En un estudio multicéntrico de reciente publicación, sobre COVID19 en población pediátrica en Argentina, Gentile y col., reafirman el concepto antes mencionado. El sistema sanitario subestimó en la primera etapa de la pandemia, la posibilidad de enfermar y morir en este grupo etario.2

El presente estudio de Villar y col., constituye un valioso respaldo a la demanda de políticas sanitarias que promuevan los controles y medidas preventivas en la población de gestantes.

También demuestran a través de su estudio con mujeres de diferentes países y continentes el impacto y el riesgo de COVID-19 para embarazadas y para sus recién nacidos. La infección por COVID-19 en el embarazo se asocia con aumentos significativos en la morbilidad y mortalidad materna grave y complicaciones neonatales. La incidencia de parto prematuro también se eleva al igual que el incremento del número de cesáreas y por tanto la morbimortalidad neonatal.3 Esta afirmación compromete a estar alertas para saber derivar precozmente a mujeres embarazadas infectadas y que posean patologías concomitantes, de acuerdo con el nivel de complejidad que cada institución posea.

En el este estudio se advierte la limitación del manejo de las embarazadas consideradas negativas, teniendo en cuenta que en el momento en que se realizó, los insumos para la realización de pruebas PCR eran escasos, por cuanto el chequeo permanente de la posible infección asintomática se ve obstaculizada. No se estudiaron entre las variables, el nivel socioeconómico de la población, la accesibilidad a la atención sanitaria en sus respectivas regiones ni el número de controles de embarazo.

Por otro lado, se desconocen las morbilidades que se encuentran silenciosas en muchos recién nacidos por prácticas no basadas en evidencia con consecuencias potencialmente relevantes y que quizás se expresen en discapacidades en la infancia y/o adolescencia.

También se desconoce el efecto de la depresión posparto en la mujer, consecuencias psicológicas del aislamiento, la crianza en soledad y la alteración de sus vínculos familiares y en comunidad. Estos conocimientos exceden a este estudio, y serán seguramente, razón de estudio en el futuro.

Uruguay tenía la tasa de mortalidad materna más baja de América Latina hasta 2019. Sin embargo, en el primer semestre de 2021 fallecieron 10 mujeres en período de gestación, por complicaciones derivadas del COVID-19. Hasta julio de 2021, la mortalidad materna durante el embarazo para toda la población del país fue tres veces mayor que la que se registró en el último período estudiado, del 2015 al 2019.4

La vigilancia de las muertes maternas es entendida como una responsabilidad tanto de los trabajadores de salud como de los funcionarios de gobierno que se desempeñan en una determinada zona.

Ha sido y es un desafío la mejora del funcionamiento de comités ya existentes de análisis de mortalidad materna, grupos interdisciplinarios que realizan revisión de las muertes asociadas a embarazos, con el objetivo de identificar factores de riesgo y establecer planes de acción.

No debe olvidarse que una muerte materna es un evento prevenible y trazador del funcionamiento de los servicios de salud y de la calidad de atención y, refleja el estado en que se encuentra.

Los centros de atención primaria fueron cerrados durante meses, lo que da la pauta de la falta de accesibilidad de la población a una atención eficiente en la primera etapa del embarazo. La enfermedad previa al embarazo es un factor determinante para la morbimortalidad de las embarazadas con COVID-19, y su detección en el primer nivel de atención es fundamental.

Por otro lado, el manejo de la información a las embarazadas y sus familias, en el periodo que se realizó el estudio era contradictoria. No se promovía a la consulta hospitalaria, por el temor al contagio. El control, cuando se realizaba, en algunos casos era incompleto y tardío.

A partir de mediados de 2020, se difundió la importancia del seguimiento para evitar las formas graves de COVID-19 en el embarazo, haciendo énfasis en la vacunación. El concepto que las personas que están embarazadas, o estuvieron embarazadas recientemente, tienen mayores probabilidades de enfermarse gravemente a causa del COVID-19 en comparación con las personas que no están embarazadas, y que vacunarse contra el COVID-19 puede ayudar a protegerla de enfermarse gravemente, es actual.

Se recomienda vacunar contra el COVID-19 a las personas que están embarazadas, en periodo de lactancia, que están intentando quedar embarazadas ahora o que podrían quedar embarazadas en el futuro. Cada vez hay más evidencia disponible sobre la seguridad y efectividad de la vacunación contra el COVID-19 durante el embarazo. Estos datos sugieren que los beneficios de recibir la vacuna contra el COVID-19 superan a cualquier riesgo conocido o potencial de vacunarse durante el embarazo.

Por otro lado, la asociación de COVID-19 durante el embarazo, y parto prematuro, merece que las embarazadas conozcan los signos y síntomas del inicio de trabajo de parto, para que realicen la consulta precozmente.

Muchas sociedades científicas han trabajado durante la pandemia creando documentos para la mejora de las prácticas en embarazadas y recién nacidos, con múltiples versiones que se han ido modificando, y colaboraron en difundir cuidados de prevención y asistencia a mujeres embarazadas y neonatos con esta patología.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por las siglas en inglés) continúan trabajando para crear documentos con las mejores prácticas para la obtención y revisión de datos de muertes asociadas a embarazos en pacientes con antecedentes de infección por SARS-CoV-2.

Todavía estamos en pandemia. Nos encontramos frente a un gran desafío: educar a la población para disminuir el riesgo de contagio por COVID-19 con medidas simples y prácticas, en mujeres embarazadas y sus familias, promover la vacunación para prevenir y/o disminuir los efectos adversos de la infección y extremar los cuidados higiénicos mediante el uso de máscara facial, lavado de manos y distanciamiento social.

Es relevante concientizar acerca de la importancia del control obstétrico durante toda la gestación involucrando a la familia, con políticas de estado que apoyen la labor e incluyan el cuidado del personal sanitario.

Es imprescindible que las políticas sanitarias colaboren y avalen con gestión e inversión, las recomendaciones específicas basadas en la evidencia científica, con el objetivo de distribuir los recursos sanitarios con equidad y accesibilidad.

* Licenciada en Enfermería, Especialista en Neonatología. Docente en la Facultad de Enfermería de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.

Correspondencia: cfontal@hotmail.com
Conflictos de interés: ninguno que declarar.
ORCID: 0000-0002-7093-3629
Recibido: 6 de febrero de 2022.
Aceptado: 17 de marzo de 2022.

 

REFERENCIAS

1. Sola A, Rodríguez S, Cardetti M, Dávila C. COVID-19 perinatal en América Latina. Rev Panam Salud Publica. 2020; 44e:47.

2. Gentile Á, Juárez MV, Romero Bollón L, Cancellara AD, et al. Estudio multicéntrico de casos confirmados de COVID-19: datos preliminares de 2690 pacientes pediátricos en Argentina durante el primer año de la pandemia. Arch Argent Pediatr. 2022; 120(2):80-88.

3. Allotey J, Stallings E, Bonet M. Clinical manifestations, risk factors, and maternal and perinatal outcomes of coronavirus disease 2019 in pregnancy: living systematic review and meta-analysis. BMJ. 2020; 370:m3320.

4. Ministerio de Salud Pública de la República Oriental del Uruguay. Uruguay lidera en América baja de indicadores de mortalidad materna y embarazo adolescente. Noviembre 2019. [Consulta: 18-02-22]. Disponible en: www.gub.uy/ministerio-salud-publica/comunicacion/noticias/uruguay-lidera-america-baja-indicadores-mortalidad-materna-embarazo#:~:text=La%20reducci%C3%B3n%20de%20la%20mortalidad,destacado%20 de%20la%20reforma%20sanitaria.